Hillary Clinton denunció que hay espías rusos que todavía trabajan para Donald Trump

Detrás de las robustas puertas de madera de una sala del hotel Adlon, uno de los más lindos de Berlín, se escucha claramente la risa de Hillary Rodham Clinton.

Un grupo de periodistas europeos espera a la exsecretaria de Estado de los Estados Unidos alrededor de una mesa en la habitación principal de la suite, mientras al otro lado Clinton habla con la directora del documental Hillary, Nanette Burstein, y dos personas más. La voz cantante es la de la exsenadora, pero sobre todo se oyen sus carcajadas.

Esas risas y ese buen humor son algunos de los detalles que iluminan al documental Hillary, con cuatro capítulos de 65 minutos de duración cada uno, producida por Hulu –propiedad de Disney– para estrenar en su plataforma, y que realiza un soberbio e incisivo recorrido por la vida de una abogada que por muy poco no fue la primera presidenta de los Estados Unidos.

La serie, que se proyecta en la sección Special de la Berlinale, cuenta con tres fuentes de material: todo el audiovisual sobre la vida de su protagonista, 2000 horas de grabaciones filmadas por el equipo de la candidata durante los 15 meses de la campaña que terminó llevando al poder a Donald Trump, y entrevistas realizadas por Burstein a todo el que pueda aportar algo.

Desde la misma Hillary (dio 35 horas de entrevista en siete días seguidos) y su marido, el expresidente Bill Clinton, que llora recordando el affaire Lewinsky, a compañeros, subordinados, amigos y periodistas e incluso otro exmandatario, Barack Obama.

Clinton entra. Pide que le presenten a cada periodista. Burstein asegura que su protagonista nunca rechazó ni una pregunta ni vetó ni un tema y en persona la exsenadora no es menos. Acerca del recién condenado Harvey Weinstein asegura: “El jurado habló claramente y es tiempo de que rinda cuentas.

Donó dinero a mis campañas como lo hizo con cualquier candidato demócrata, desde Obama a John Kerry, a cualquier puesto”. Sobre el precandidato Bernie Sanders se escucha en una conversación del documental en la campaña de 2016: “Lleva en el congreso décadas. A nadie le cae bien, nadie quiere trabajar con él porque no hizo nada. Es un político de carrera”.

Cuando Hillary Clinton reconoció la derrota y felicitó a Trump. (Foto: AFP/Jewel Samad)
Cuando Hillary Clinton reconoció la derrota y felicitó a Trump. (Foto: AFP/Jewel Samad)

Ayer, en Berlín, Clinton volvía a explicar: “Apoyaré al candidato demócrata sea cual sea. Hemos tenido cuatro años malos y si hay otros cuatro iguales puede que sea dificilísimo recuperarnos de los daños. Tengo mi opinión sobre Sanders, obviamente,… pero haré campaña por él si es elegido.

Cualquier demócrata es mejor que Trump, que representa un peligro para la democracia. Tenemos aún un largo camino por delante, ya veremos. Pero ya me hubiera gustado que Sanders me hubiera apoyado en 2016 como yo apoyé en su momento a Obama cuando me ganó en la interna y le pedí a mi gente que lo respaldara”.

Casi al inicio del documental aparece el caso de los correos electrónicos, la doble cuenta que usó Clinton cuando era secretaria de Estado y que motivó una investigación del FBI: “Nunca hice nada ilegal, ni di ningún tipo de información clasificada, ni me salté ninguna regulación, y fue un tema devastador para mi campaña.

Cuando se había acabado el eco de esa maniobra, el director del FBI volvió sobre el asunto a 10 días de las elecciones a la presidencia y me hundió. El domingo antes de la votación dijo que no había nada, que era lo de siempre, pero ya era tarde. Desapareció la clara ventaja que tenía en zonas en las que tenía que ganar. Pensé que podría recuperarme, pero mucha gente pensó que algo habría ahí detrás”.

¿Hillary siente que hubo una conspiración organizada contra ella? “¡Por supuesto! Y meticulosamente calculada. Durante un año la Administración Obama se planteó cómo hacer pública la interferencia rusa y cómo estaban manipulando a la opinión pública, porque además el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, los amenazaba con calificar esta revelación de partidista.

Cuando finalmente lo hicieron, en octubre de 2016, a las pocas horas los ladrones rusos robaron y distribuyeron correos electrónicos de mi jefe de campaña. No hay misterio. Rusia usó las filtraciones de Wikileaks para contaminar a la gente. Lo más increíble es que al final la administración Trump tuvo que reconocer las injerencias rusas”.

Hillary Clinton, durante la presentación de la serie documental sobre su vida, en Berlín. (Foto: AFP/ David Gannon)
Hillary Clinton, durante la presentación de la serie documental sobre su vida, en Berlín. (Foto: AFP/ David Gannon)

Luego, fue más allá: “Fue una operación sofisticada, concertada. Putin fue por mí, me quiso derrotar, y él es el modelo de conducta de Trump. A Putin lo rodea y lo financia la oligarquía rusa, invadió tres países como Georgia, Moldavia y Ucrania, y cometió crímenes de guerra en Siria asesinando a más de 400.000 personas.

Trump admira ese liderazgo, porque lo mueve la misma personalidad autoritaria, y hasta le gusta que no haya controles legislativos ni periodísticos”. Al actual presidente de los Estados Unidos lo califica de “maestro de la distracción y por eso dice 10 estupideces al día”.

Para Clinton, “los servicios secretos rusos aún trabajan de forma indirecta para la campaña de Trump, porque la distracción forma parte de la estrategia”. A la exsenadora le gusta poner ejemplos del desastre actual: “Dijo que eliminaba el Obamacare para crear algo mejor, ¿y dónde está ese sistema sanitario novedoso?

Su crueldad se ve en cómo separa a las familias de los inmigrantes enjaulados en la frontera. Nunca da soluciones, no hay estrategia por eso se dedica a los ataques como cortina de humo. Es el gobierno del tuit y del gangsterismo”.

Esas distracciones tienen un perfecto campo abonado: las redes sociales. “Tenemos que regular las redes. En los Estados Unidos, la mitad de la gente se informa por Facebook y no hay ningún control, ni va a haberlo, según Mark Zuckenberg”. Como ejemplo, expone un par de mentiras usadas contra ella en campaña. “La gente está desinformada y eso hace que dude de la democracia.

Un estudio de la Ohio State University centrado en su estado en votantes de Obama que luego se pasaron a Trump descubrió que lo hicieron creyendo que yo estaba muy enferma y que el Papa Francisco apoyaba a Trump. Todas mentiras distribuidas por Facebook. Y eso es propaganda manipuladora. Hay que reconocer que lo hacen de forma muy sofisticada, porque bombardean con noticias falsas inventando asociaciones de ciudadanos y grupos desde los que difundir el material”.

Putin fue por mí, me quiso derrotar, y él es el modelo de conducta de Trump.

Barack Obama resume en una sola frase el terrible mito de Sísifo en que se convirtió la vida política de Hillary Clinton, marcada por una constante vuelta a empezar. “Ella es víctima de la doble vara. Cuando está en un cargo, sus niveles de popularidad se disparan por su firmeza y su sabiduría y eso es justo lo que se le vuelve en contra cuando se presenta a otro cargo”.

Clinton lo subraya: “Por supuesto que hay doble vara por género. Yo tuve una neumonía, y ya decían que tenía que retirarme. Porque, claro, las mujeres nos tenemos que cuidar más y no ser tan emocionales. A Sanders le dio un infarto de miocardio, pasó una semana en el hospital, y no pasa nada. Porque los machotes –Clinton imita a un hombre musculoso- se recuperan rápidamente. ¿Se imaginan si me da un ataque a mí o a Elizabeth Warren?”.

A Clinton aún le sorprende “la cantidad abrumadora de historias ridículas” que circulan sobre su vida: “Teorías conspirativas acerca de mí, enfermedades, locuras propagadas por las redes”. Y por eso quería que alguien lo viera desde fuera. “Viví experiencias asombrosas. Pero el documental me usa a mí como lupa para hablar de décadas de historia.

Espero que las jóvenes saquen una conclusión: nunca des por garantizados tus derechos. Jamás creas que la lucha termina o que esas libertades están aseguradas. Es una lucha y yo soy una parte pequeña de esa batalla”. Sobre el futuro reflexiona: “Soy optimista, porque creo que es la mejor manera de vivir, pero estoy preocupada con el crecimiento de la xenofobia, el nacionalismo y los movimientos populistas.

Por favor, ¡esa es la respuesta fácil, culpemos a las minorías! Estos políticos están dominando el discurso y eso hace que peligre la democracia. Entiendo que la gente sienta miedo, pero de él no nacen las soluciones y los líderes políticos están para crear diálogos constructivos. No para gritar furibundos”.

Archivo CA

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