El papa condena los ‘escandalosos’ conflictos armados en la misa del domingo de Pascua

El papa Francisco condenó los «escandalosos» conflictos armados en todo el mundo, nombrando Myanmar y Tigray, entre otras áreas, durante su misa de domingo de Pascua.

Francisco dirigió el servicio en la Basílica de San Pedro, en un evento reducido debido a las precauciones por el covid-19.

También pidió que las vacunas contra el coronavirus se compartan con los países más pobres del mundo.

«La pandemia sigue extendiéndose, mientras que la crisis social y económica sigue siendo severa, especialmente para los pobres. Sin embargo, y esto es escandaloso, los conflictos armados no han terminado y los arsenales militares se están fortaleciendo», dijo el papa.

«Que continúen los esfuerzos por resolver pacíficamente los conflictos, en el respeto de los derechos humanos y la santidad de la vida, mediante un diálogo fraterno y constructivo en un espíritu de reconciliación y verdadera solidaridad», agregó.

«Que el poder del Señor resucitado sostenga a los pueblos de África que ven su futuro comprometido por la violencia interna y el terrorismo internacional, especialmente en el Sahel y Nigeria, así como en Tigray y la región de Cabo Delgado».

También se dirigió a los seguidores más jóvenes, «especialmente a los jóvenes de Myanmar comprometidos a apoyar la democracia y hacer que sus voces se escuchen pacíficamente, sabiendo que el odio solo puede disiparse con el amor».

El líder espiritual de los 1.300 millones de católicos romanos del mundo hizo múltiples referencias a la pandemia mientras hablaba, pero finalmente se centró en un mensaje de esperanza.

«El Cristo resucitado es esperanza para todos los que continúan sufriendo la pandemia, tanto los enfermos como los que han perdido a un ser querido», expresó.

Francisco también llamó a las vacunas una «herramienta esencial» en la lucha contra el covid-19. Y le preocupa el nacionalismo de las vacunas que ha aumentado en las últimas semanas.

«Insto a toda la comunidad internacional, en un espíritu de responsabilidad global, a comprometerse a superar los retrasos en la distribución de vacunas y facilitar su distribución, especialmente en los países más pobres», dijo el pontífice el domingo.

Restricciones en el Vaticano

Este es el segundo año consecutivo en que se ha impedido que las multitudes de Pascua se reúnan en el Vaticano debido a la pandemia.

A todos los servicios papales de este año asistieron unas 200 personas en el altar secundario de la Basílica de San Pedro.

El Domingo de Pascua es el día más importante del calendario litúrgico cristiano y marca el día en que los cristianos creen que Jesús resucitó de entre los muertos después de ser crucificado el Viernes Santo.

Por lo general, hasta 10.000 fieles llenan la Plaza de San Pedro. Este año, Francisco entregó la bendición desde el altar de la basílica para evitar que los fieles se agolparan en la plaza.

En una vigilia de Pascua el sábado, el papa dijo que esperaba que los tiempos oscuros de la pandemia terminaran y que la gente pudiera redescubrir «la gracia de la vida cotidiana».

Y el Viernes Santo abrazó y saludó a los niños que asistieron a una ceremonia especial del viacrucis en el Vaticano.

Los viajes del papa han sido fuertemente restringidos debido a la pandemia, pero visitó Iraq el mes pasado, en la que fue la primera visita papal al país.

El servicio del sábado comenzó dos horas antes de lo habitual para que los participantes pudieran regresar a casa antes del toque de queda en Roma qué inicia a las 10 p.m.

*Con información de CNÑ

 

Archivo CA

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