Mientras que Corea del Sur tiene más de mil casos confirmados de coronavirus, en Corea del Norte no hay infectados aún, y el mandatario Kim Jong un lanzó un paquete de medidas extraordinarias para protegerse del contagio.
Por ejemplo, consignas básicas de higiene se difunden con altavoces en las calles, se cerraron las fronteras con China y Rusia, y los visitantes son sometidos a riguroso aislamiento.
En este sentido, todas las personas que ingresan al país tienen que permanecer aisladas 30 días. Los extranjeros, por su parte, deben estar en cuarentena en sus domicilios.
La “campaña antivirus” oficial, según la agencia KCNA, incluye visitas a domicilio para verificar el estado de salud de los habitantes.
A su vez, los diplomáticos tienen prohibido salir a la calle en la capital, Pyongyang. Alexandre Matsegora, embajador ruso, contó que la situación es “terrible para el ánimo”. La embajada “está sin correo diplomático (…) ya no logramos obtener medicamentos y otros materiales para nuestros puestos de primeros auxilios”, dijo el embajador a la agencia rusa Tass.
Los empleados de la embajada solo pueden abandonar el complejo en el que viven para desechar los residuos. “Especialistas coreanos desinfectan de inmediato nuestro camión cuando cruza la puerta de la embajada”, contó Matsegora.
El personal de la embajada tampoco puede asistir a la iglesia ortodoxa de Pyongyang, a prácticas de taekwondo, a la pileta o a la pista de patinaje. “Parecen nimiedades, pero es nuestra vida diaria”, dijo el embajador.
Como parte de estas medidas, se suspendieron también todas las reuniones diplomáticas y el contacto es únicamente telefónico.
